Novedades discográficas: Cassandra Wilson, Florencia Andrada, Claudio Ceccoli y Blues Motel

El nuevo disco de la gran cantante afronorteamericana, que trabaja desde el jazz un repertorio que va del folk al blues, bossa nova y canción italiana, y la última placa del sexteto rocanrolero local Blues Motel, son algunas de las novedades que en estos días llegan a las bateas.
Completan el panorama de nueva música disponible, la «Otra realidad» cantada por Florencia Andrada y la luminosa guitarra de Claudio Ceccoli plasmada en “Jano”.
Pensado en el estudio propio que posee en Nueva Orleáns, grabado en Florencia y producido en Nueva York, el último disco de Cassandra Wilson reafirma la intención de esta genial cantante y compositora norteamericana de expandir las fronteras del jazz, acercando sus proposiciones sonoras a la canción, donde aparecen el country, el folk, el blues y en este caso también aires de bossa y una imperdible, fresca e inimaginable versión del clásico napolitano del siglo XIX «O Sole Mio».
«Another Country», que se editó en Estados Unidos en 2012 y acaba de obtener versión argentina, propone una trabajo de íntima colaboración de Wilson con el gran guitarrista de jazz italiano Fabrizio Sotti, con el que firma la mayoría de los temas del disco y con quien armó los arreglos y pensó la sonoridad general del álbum.
El disco abre con «Red Guitar» (firmada en solitario por Wilson), una exquisita balada que remite a Joni Mitchell y sus melodías de «Hejira», para seguir con un blues profundo («No More Blues»), pasar luego por la sorprendente «O Sole Mio» (¿era posible otra versión de esta canción?) y llegar a un solo de guitarra («Deep Blue»), creación de Sotti que ejecuta solo.
«No considero al jazz un género para mí es un acercamiento y una disciplina: ¿hay improvisación?; ¿hay formas sonoras inusuales?; ¿tiene swing? Eso es jazz», contestó Wilson en una entrevista reciente a propósito de definir el alcance de este nuevo material.
El disco es sorprendente y la sociedad Wilson-Sotti funciona a la perfección, ya que el italiano es un guitarrista (acústica y eléctrica) de exquisita fineza, además de que los dos están respaldados en una increíble banda de bajo (Nicola Sorato), percusiones (Lekan Babaola y Mino Cinelu) y acordeón (Julien Labro).
Iniciada en los standards y volcada luego a la composición de temas propios por sugerencia del saxofonista Steve Coleman, el primer disco solista de la Wilson es de 1986 («Point of View») y desde entonces editó 20 materiales en solitario, donde se encuentran el magnífico «Traveling Miles» (1997) en tributo al gran trompetista -una de sus influencias fuertes- y los premiados con el Grammy «New Moon Daughter» (1996) y «Loverly» (2008).
«Another Country» es una excusa perfecta para acercarse a la sonoridad y el trabajo musical de Cassandra Wilson, en un material sugerente, lleno de vuelo y sutilezas pero apto también para todo público.

BLUES MOTEL, “¿COMO NO VAS A QUERER?”

Este sexteto de rocanrol “stoniano” publica su nuevo álbum en el que rompe con ciertos prejuicios al ponerse bajo las órdenes de Manza Esaín, el líder de Valle de Muñecas y reputado productor “indie”, para lograr canciones enérgicas, poderosas y fiesteras.
El disco incluye nuevas canciones y versiones renovadas de clásicos del grupo, que para lograr editar el disco recurrió al sistema de “crowfunding”, con una pre-venta que permitió financiar el emprendimiento, a cambio de beneficios exclusivos a los fans que pagaron la producción del CD.
El álbum se abre con dos piezas bien bailables y rockeras como “Dame Magia” y la bonita «Angel”, en la que se destacan el trabajo de las guitarras puestas al frente por Esaín.
Los Blues Motel abrevan en los mejores discos de los Stones de los 70, en los Faces, pero también en los Black Crowes, y es precisamente su estilo de tocar, su capacidad para crear buenas canciones, las características que lo alejan del opaco rebaño de bandas “rollingas” argentinas.
Algunas canciones van hacia el rock americano cercano al blues como la acústica “Miro” con una gastada armónica incluida, que sigue jugando un rol importante junto a la slide en “Hojas vacías”, que parecen sacadas de los discos solistas de Keith Richards o de Ron Wood.
Las canciones a medio tempo con armónica y slide le funciona muy bien a la banda en los casos de “Atravesando las tormentas”, “En el lago” y en las baladas “Como un perro” y “La locura”, pero también rescata los viejos vinilos de bandas de los 70 en canciones como “Tajos en la oreja” y “El indio”.
A lo largo del disco destacan los trabajos de las guitarras de Adrián Herrera, Nacho Piedrabuena  y Gabriel Díaz, mientras que la base compuesta por Ariel Herrera en bajo y Maxi Larreta en batería permiten junto al tecladista Sebastián Voyatjides, el lucimiento de las voces y de los trabajos de las seis cuerdas.

CLAUDIO CECCOLI, “JANO”

El compositor y guitarrista Claudio Ceccoli ofrece en el reciente álbum doble una suerte de balance de una década de actividad al combinar, en un disco, 12 nuevas composiciones y, en el otro, 15 versiones diferentes de obras que plasmó en trabajos anteriores.
Una musicalidad amable y un color a tierra que denuncia la raíz argentina del artista son apenas un par de las características salientes de un material donde el protagonismo de la guitarra de ocho cuerdas no anula un fructífero diálogo con los diferentes instrumentistas que toman parte en uno y otro trabajo.
La libertad expresiva que se trasunta en “Jano” y que disimula el diferente carácter de sus dos partes, tampoco ofrece un salto molesto al pasar del registro en estudio a los cuatro temas en vivo que cierran el recorrido.
De entre la producción más reciente –que según cuenta en el libro interno de “Jano” partió de bocetos musicales diarios que urdió durante 2010- destacan la vidala “Casi al borde” y las misturas bosquejadas en “Conurbano”, “Tristezas de esta ciudad” y “Al viento”.

FLORENCIA ANDRADA, “OTRA REALIDAD”

La corista de la banda de rocanrol Támesis se decidió a plasmar en su primer CD su gusto por el viejo soul de los años 60 y 70, con una instrumentación claramente orgánica y vintage y canciones que suenan bien negras y que recuerdan al sonido del  primer disco de Joss Stone.
Para ese fin, Andrada reunió en la grabación del disco a una verdadera big band que incluyó dos guitarristas, bajista, baterista, percusionistas, tecladista, trompetistas, saxofonistas y hasta una flauta traversa.
En el disco no falta la presencia femenina que incluye a Vera Nesis y a Luciana Hernández en los coros de casi todas las canciones, a Anahí Fabiani haciendo cargo de los pianos, los Hammond y el Wurlitzer.
El disco arranca con dos reclamos y pedidos de “no me abandones” como “No me escuchas” y “Que sería de mi” en la que Andrada saca a relucir sus cuerdas vocales.
Como en todo disco de soul, Andrada muestra su corazón y su alma hechos jirones por malos amores, infieles e insensibles como cuando canta “aunque hoy me sienta como un trapo/me tengo que hacer cargo/dejé que pisaras mi orgullo”.
Para más tarde despacharse con el reclamo de misericordia como “si me vas a abandonar/ decime porqué/si me vas a lastimar, quiero saber/ ya no puedo esperar más, no calles más/no me robes además, mi dignidad”.
Parte del sonido de la banda esta apoyado en el trabajo en los teclados de Anahi Fabiani, pero también en los certeros punteos y acordes de las guitarras de Roberto Porzio y de Julio Fabiani, el guitarrista de Támesis.
En la Argentina, los discos de soul se acercaban más al R&B radiable al estilo de Beyonce o Alicia Keys, pero Andrada prefiere un camino menos complaciente, anulando la participación de cualquier máquina y buscan en las raíces para potenciar su pasión.
Télam