Publicación Solicitada: La CGT se queda de brazos cruzados: «somos racionales y responsables»

La conducción de la CGT publicó un comunicado en el que critican el paquete de medidas económicas anunciado este martes por el ministro de Economía, Luis Caputo. Sin embargo, no hicieron otra cosa más que declararse «estado de alerta».

Bajo el título «El ajuste lo paga el pueblo, no la casta», dijeron rechazar a las medidas económicas, a sabiendas que significarán un aumento del desempleo, una pulverización del salario y un ataque a las condiciones laborales de miles de obreros. Sin embargo, a pesar de la magnitud del ataque, no analizan tomar ninguna medida de lucha.

En una reunión convocada «de urgencia» en la sede porteña de la UOCRA, estuvieron reunidos los integrantes del triunvirato conductor de la CGT: Héctor Daer, Pablo Moyano y Carlos Acuña. Además dijeron presentes Andrés Rodríguez (de UPCN, trabajadores estatales especialmente amenazados), Gerardo Martínez (UOCRA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Sergio Palazzo (Bancarios). Además, al comunicado se plegó el hasta ayer mileísta Luis Barrionuevo (Gastronómicos).

El documento firmado por la central sostiene que “las medidas anunciadas, más que un ajuste ortodoxo, son un disciplinador social. Ahogan a las provincias vía recortes impositivos y pretenden una transferencia de recursos de los trabajadores y jubilados a la Nación por la ausencia de una política de ingresos. Además, implican una fuerte paralización de la actividad económica con su consecuente puesta en riesgo de cientos de miles de puestos de trabajo”. A pesar de esta caracterización, Omar Plaini (Canillitas) sostuvo que «es apresurado pensar en un paro».

¿Qué es lo que va a hacer la CGT frente a estas políticas entonces? Por ahora, se limitaron a decir que van a «analizar una por una las medidas» destacando el carácter «racional y responsable del sindicalismo argentino». Una expresión en favor de la institucionalidad de Milei.

Por supuesto que ni se les ocurre la convocatoria a asambleas, plenarios de delegados o reuniones abiertas de algún tipo como para que ese «estado de alerta» no sea una mera declaración de intenciones y tome algún cuerpo real. Es la única manera de mantener a los trabajadores organizados en caso de que los ataques se concreten.

Por supuesto, los burócratas de la CGT tienen una larga carrera en saber como disciplinar a los trabajadores y mantenerlos en la pasividad, aun aunque en frente haya un gobierno reaccionario que declara la guerra contra la clase trabajadora. En ese contexto, su declaración en favor de un «estado de alerta» es sólo un eufemismo para no decir que no están haciendo ni planean por ahora hacer nada.

Sólo la bronca creciente entre las bases y la organización independiente de los trabajadores podrá empujar a los burócratas a tomar alguna medida, razón por la cual el próximo período requiere de una cada vez mayor organización sindical y política, de manera independiente de la burocracia sindical traidora.

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