Gracias a una de las operaciones periodísticas más apasionantes de la historia, que está descifrando once millones y medio de documentos filtrados, nos estamos enterando de que narcos, políticos y empresarios de todo el mundo usaron los servicios de una firma panameña para ocultar sus fortunas.
La mayor filtración de la historia lleva -hasta ahora- un año de trabajo que comenzó en una oficina de Múnich -donde está la sede del diario Süddeutsche Zeitung- y terminó en una publicación masiva desde 109 redacciones ubicadas en diferentes puntos del planeta. Trescientos setenta periodistas de setenta y seis países, trabajando en veinticinco idiomas, nos dan una idea de la dimensión del asunto.
Todo comenzó cuando los periodistas Bastian Obermayer y Frederik Obermaier recibieron una filtración anónima con millones de documentos confidenciales de Mossack Fonseca, una firma legal poco conocida pero muy poderosa, fundada en Panamá en los años 70, que tiene sucursales en Hong Kong, Miami, Zurich y en otra treintena de sitios del mundo.
De alguna manera deberíamos sentirnos aliviados. Más allá de los nombres que aparecen involucrados, lo importante es que este caso, denominado «Los papeles de Panamá», nos da la certeza de que en este siglo, con los avances tecnológicos y comunicacionales logrados, podemos poner al descubierto cualquier trapalanda. Eso es central. Algo como lo que está pasando con esta investigación hubiera sido impensable algunas décadas atrás. Quienes venimos de la centuria anterior lo sabemos perfectamente. Para ir a un ejemplo doméstico, en 1982 nos hacían creer que le estábamos ganando la guerra de Malvinas a uno de los principales ejércitos de la OTAN ayudado por sus aliados. Hoy no lo podrían haber heccho; en fin, enhorabuena que esconderse en estos tiempos resulte casi imposible. Es la otra cara de la moneda de esa sensación fulera que nos da cuando sabemos que -gracias a la parafernaria tecnológica- nos pueden espiar constantemente.

En la lista de nombres con participación en sociedades «offshore» figura el de nuestro presidente, Mauricio Macri. El hombre fue vicepresidente de Fleg Trading Ltd., registrada en las islas Bahamas desde 1998 y hasta 2009, cuando el ingeniero ya era Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El presidente de la firma era su padre, don Francisco Macri, y su hermano, Mariano Macri, figuraba como secretario.
Pero parece que esto no es malo en sí mismo. Laura Alonso, la titular de la Oficina Anticorrupción, en su cuenta de Twitter(@lauritalonso), nos explica que «constituir sociedad en paraíso fiscal no es delito en sí mismo, señores». Menos mal que Alonso nos dice cómo es la cosa, porque teníamos la idea de que la mayoría de esas empresas fantasmas son utilizadas para actividades financieras no del todo santas.
A su vez, desde la propia presidencia nos aclaran que Fleg Trading Ltd. «tenía como objeto participar en otras sociedades no financieras como inversora o holding en Brasil. Estuvo vinculada al grupo empresario familiar. De allí que Mauricio Macri fuera designado ocasionalmente como director, sin participación accionaria». «La actuación de Mauricio Macri fue circunstancial y solo cubrió formalmente el cargo en el directorio», agregó el comunicado. Ajá, era una especie de cadete, según entiendo. Convengamos que el presidente es un hombre de empresas y todo este vaivén financiero es propio de su mundo. Pasa que como la mayoría de los mortales no conoce tales entramados, hubiera estado bueno que, durante la campaña electoral, nos hubiesen explicado qué corno es una sociedad

«offshore», sus bondades, y qué hacia Mauricio Macri involucrado en el directorio de una de ellas. Nos hubiéramos evitado la sorpresa. Ahora veo que lo de los globos amarillos fue pintoresco pero no alcanzó para informar todo acerca del candidato.

criticada por muchos sectores de la oposición debido a que la ex diputada del PRO debe investigar a su propio partido y esto podría generar la existencia de conflicto de intereses. Pino Solanas y Margarita Stolbizer, entre otros, se manifestaron en este sentido.