#8N por dentro

Un estudio de opinión realizado por la consultora PrincePolls durante el 8N reveló el papel que tuvo Internet en la manifestación, los motivos de los reclamos y las adherencias partidarias.
La masividad del 8N fue una sorpresa anticipada. Se esperaba, se calculaba una mayor afluencia que en la convocatoria anterior. Sin embargo, los tanteos previos no fueron suficientes para avizorar el contingente que colmó el centro porteño la calurosa tarde del jueves pasado. Mucho se ha hablado sobre el protagonismo de las redes sociales en el fenómeno. Los analistas más audaces trazaron un paralelo con la guerrilla virtual de la primavera árabe. Los más reticentes a convalidar la tesis de una génesis espontánea, aseguraron que la marcha fue palanqueada desde las huestes de los medios “hegemónicos” alineados con el Grupo Clarín. Ni una ni otra interpretación de la realidad cuentan con datos certeros que permitan confirmar sus hipótesis. Lo que es innegable es la importancia que tuvo internet para convocar a la gente. Según los datos de la encuesta realizada por Prince Polls en conjunto con politólogos de distintas universidades, el 60% de los consultados se enteró por las redes, contra un 36% que lo hizo mediante radios, televisión o medios de prensa. La mayor parte de los encuestados indicó a Facebook como el medio predilecto de difusión, seguido por Twitter y Linkedin. El estudio relevó además que el 95% tiene internet y un 75% es usuario frecuente de redes sociales.
Esta cifras, sin embargo, no parecen concluyentes respecto de las características de la convocatoria, o al menos así lo percibieron quienes tuvieron que dar su opinión, comparando el nivel de organización del 8N respecto del cacerolazo anterior durante el 13 de septiembre: la mitad respondió que fue menos espontánea que la primera. Esto no significa que los encuestados hayan identificado algún partido que estuviera detrás de la organización. Por el contrario, el 90% no reconoció ninguna agrupación ni lider como organizadores de la marcha.
La consultora relevó 380 personas en Plaza de Mayo, el Obelisco y la Quinta de Olivos utilizando una técnica de muestreo denominada “Caballo de ajedrez”. Si bien por el número de encuestados, el estudio no resulta exhaustivo, el criterio muestral aseguró una elección aleatoria de los encuestados.
En referencia a los reclamos, los resultados que arrojó el informe parecen estar lejos de aquellas palabras del Jefe de Gabinete sobre la mayoritaria preocupación que albergaban los caceroleros sobre “lo que pasa en Miami”, cuando le tocó reflexionar sobre los llamados de atención respecto de las restricciones cambiarias. Al contrario de lo manifestado por Juan Manuel Abal Medina, en indiscutible primer puesto aparece el reclamo sobre justicia e inseguridad con un 79%; en segundo lugar la corrupción y la calidad institucional (50%) y en tercer puesto la no re reelección de la Presidenta (34%). Muy por debajo del conteo figura el cepo al dólar con un 7%.
La clase media fue la indiscutida protagonista de la movilización. Pero lejos del retrato de señoras gordas de Barrio Norte golpeando su cacerola Essen, la calles porteñas fueron ocupadas por una estela variopinta de extracciones sociales: el 70% se identificó como clase media-media, mientras que un 15% con la clase media-baja. Un 11% se proclamaron clase media alta. La estadística fue comprobada por la panelista de 678 Cynthia García al entrevistar a una empleada doméstica que cobraba 1400 pesos mensuales. Para muestra sobra botón, dicen.
Otra de las polémicas que generaron ambas marchas fue la de la representación política. Formulada como autocrítica o como estrategia para subestimar la movilización, los números constatan lo que ya varios advirtieron: una masa de ciudadanos con variados reclamos que no tiene quién los represente. En efecto, el 64% de la gente no se identifica con ningún partido.
Insistimos, no se trata de una muestra aceptable en términos científicos, sin embargo puede servir como ilustración del clima, características y opiniones de los manifestantes. Algunas distinciones cualitativas del interrogatorio permitieron por ejemplo, desentrañar la confusión entre lo partidario y lo político que ha llevado a calificar la protesta como apolítica. Se trata de una apreciación desmentida por los datos de la encuesta: al 70% le interesa entre “mucho” y “bastante” la política.
Fuente y foto: http://www.plazademayo.com/2012/11/8n-por-dentro/