Productores agropecuarios y habitantes de los distritos de la Cuenca del Salado expresaron su enojo con el gobierno nacional por la parálisis de las obras hídricas destinadas a mitigar el impacto de eventos climáticos como la lluvia del fin de semana pasado.
El pasado martes 20, mientras el agua en distintas zonas de la Provincia se resistía a bajar, el ruralista Alberto Larrañaga, en su doble condición de productor agropecuario y titular del Consejo Asesor del Plan Maestro de la Cuenca del Salado, un cuerpo técnico consultivo, tuiteó: «Río Salado: ¡Graves desbordes e inundaciones, con aguas a la altura del puente ferroviario, ocasiona el cuello de botella de una etapa paralizada por el gobierno de la Nación, sobre la que venimos alertando!» y arrobó a las cuatro organizaciones que integran la Mesa de Enlace Agropecuario.
Otro posteo de la misma fecha fue acompañado de una imagen satelital, que permitía comprar el ancho del río en las zonas donde se habían cumplimentado los trabajos con aquellas abandonadas por la gestión de Javier Milei.
En simultáneo, y a pesar del abandono del gobierno nacional, otra parte de las obras continúa su avance. Se trata de la construcción de puentes ferroviarios y carreteros sobre el río, para mejorar la fluidez y seguridad del tránsito en los distritos de Lobos, Roque Pérez, San Miguel del Monte y General Belgrano. Esas obras son responsabilidad del ministerio de Infraestructura de la provincia, que encabeza Gabriel Katopodis.
El más reciente es el Videla Dorna – Gorchs, entre San Miguel del Monte y General Belgrano, que tendrá 276 metros de longitud y, una vez finalizado permitirá vincular a la Ciudad de Buenos Aires con Bahía Blanca, tanto para transporte de pasajeros como cargas, a la vez que se está realizando el reemplazo del actual puente ferroviario para los Ferrocarriles Roque Pérez – Salvador, que se encontraba gravemente deteriorado.
Los productores argumentan que el supuesto ahorro desde la perspectiva fiscal, que el gobierno nacional esgrime como principal argumento de su gestión, no llega a compensar las pérdidas de lo que podría producirse si se completaran las obras y se incorporaran definitivamente esas tierras a la producción. También el Estado, a partir de una mayor recaudación, se beneficiaría por esas obras.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/