“Un Dólar Soja III será el certificado de defunción”

Es la frase con la que el productor Miguel Gili (foto principal), quien posee su tambo en cercanías de La Herradura, en la cuenca lechera villamariense, en la provincia de Córdoba, y una de las más grandes del país, grafica lo que podría suceder si el Gobierno continúa tomando medidas políticas y económicas que perjudican al sector lechero.

“Estas medidas de dólar soja nos perjudicaron muchísimo, porque nos aumentó mucho los costos de los alquileres, nos elevó el costo del expeller de soja -atado al precio del grano- que le damos a las vacas ante la falta de otros forrajes y silos que no podemos armar a causa de la sequía extrema. Si realmente piensan poner el dólar soja 3, sería el certificado de defunción para muchos tambos, no sólo los pequeños”, comenta el titular del Establecimiento Don Félix, con tono resignado por la situación que están atravesando y que es compatible con la de muchos productores de la región.

El productor, señala que al día de hoy disponen de muy poca reserva para darle de comer a las vacas, por lo que califica como “agobiante” la situación que atraviesan. “El maíz de primera directamente está perdido para los productores de la región, y el de segunda ya se está secando. Juntaremos lo poco que se pueda y tendremos que salir a comprar, como lo hemos hecho hace un par de semanas; pero está complicado el tema por las cuestión climática y costos que no teníamos en cuenta. No pudimos hacer rollos, la poca alfalfa que salió la estamos haciendo silo y estamos consumiendo mayor cantidad de lo normal por esta situación, por lo que vemos un panorama bastante oscuro”, detalló Gili, que haciendo cálculos finos y atendiendo a que se ha consumido el stock generado durante meses, ya estima que no pasan el próximo mes de julio con las reservas para alimentar a las 230 vacas en ordeñe que posee el establecimiento, donde actualmente están en el orden de los 6.000 lts/día.

Los niveles de reservas escasas, subproductos con precios por las nubes, la imposibilidad de negociar arrendamientos, más un clima y condiciones macroeconómicas que no acompañan, han formado un combo de problemas que está poniendo contra la espada y la pared a muchos productores para continuar con la actividad.

Números que muestran la delicada situación
Franco Boaglio es ingeniero agrónomo y miembro del grupo familiar que lleva adelante otro tambo a 25 kilómetros al sur de Villa Nueva, Córdoba. Como Gili, ha sufrido los avatares de la sequía en su explotación tambera, donde posee unas 180 vacas que promedian actualmente los 5.700 litros diarios.

En su notebook posee un detallado esquema de producción del tambo, números que permiten saber donde se encuentra parado, y también proyectar. La alimentación de los animales es allí una variable que destaca por sus cifras negativas desde hace ya varios meses, originados por las condiciones climáticas adversas y también por decisiones macroeconómicas para nada favorables.

“Hoy en día, en una dieta de un rodeo de alta producción, necesitamos por lo menos darle entre 6 y 7 kilos de maíz molido, porque los silajes de maíz que logramos hacer sólo fueron de planta, porque casi no tenían grano por el estrés hídrico; entonces se incrementa el agregado de otros subproductos a la dieta para compensar esa pérdida, como el expeller de soja, pero a altos costos; y hasta algún balanceado comercial, que también incrementaron sus costos por los mayores precios del maíz y la soja”, detalló Boaglio como un problema no solo propio, sino que se enmarca a un cuadro generalizado del centro de la provincia de Córdoba.

Profundizando, el joven productor señaló que “en una vaca de alta producción, para darle de comer por día, estamos gastando actualmente entre los $1.100 y $1.300, para que pueda producir entre 30 y 33 litros. Si nosotros tomamos el precio de la leche, a unos $70/$73 que estamos cobrando, necesitamos por lo menos entre 17 y 19 litros de leche de la producción de esa vaca para pagar ese costo de alimentación. A ello debemos sumarle por supuesto lo que refiere a sueldos de empleados, los alquileres y todos los gastos extras del tambo, que se agravan por la coyuntura actual, motivos por el cual se nos hace muy difícil continuar así”.

El proyecto de una década, al borde del abismo
Ariel Morre es otro productor lechero con grandes problemas para proyectar su esquema productivo. Hace poco más de diez años se embarcó en montar un nuevo tambo cerca de Villa María, en tierras 100% alquiladas, con el objetivo de expandir la experiencia que ya tenían en la actividad junto a su hermano Claudio, manejando otros dos tambos.

“La situación de hoy, con la sequía extrema y los precios de insumos caros, nos indica que no queda mucho por resistir. En nuestro caso particular, al alquilar las tierras de este tambo donde producimos, nos encontramos con una gran desventaja y no nos podemos defender. Es como arrancar un partido de futbol 2 a 0 de entrada. Estamos condicionados a los precios que nos imponen”, expresa Morre.

Y este precio de alquiler que paga por el campo donde montaron este tercer tambo, atado al valor de la soja, les complicó más aún su proyección empresarial con las medidas de dólar diferencial a la oleaginosa aplicado por el Gobierno: “Los dueños del campo no se apegaron al dólar anterior, y entonces debemos pagar por estas subas. Un dólar soja 3 hoy, como se viene rumoreando, devastará totalmente la lechería. En mi caso, que alquilo, deberé vender la mayoría de mis vacas, porque no lo voy a poder sostener. Lo hemos hablado ya con mi hermano, es una decisión difícil, porque uno ama lo que hace; pero nadie va a trabajar para fundirse”, aclaró.

Fuente: https://www.todolecheria.com.ar/

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