La nuevas adicciones: La tecnología

Por: Licenciada Nidia Cristina Cerizola. Psicóloga(M.N. 16.129)

Se ha naturalizado, hace décadas, la tenencia y el uso de los celulares, de las tablets, de las computadoras. Toda la tecnología es hoy una herramienta al alcance de la mano a nivel global. Un instrumento que llegó para quedarse.

Más allá de los beneficios conocidos, la tecnología moderna, según cómo se la utilice, puede producir daños severos. Es fácil observar a algunos padres, hombres y mujeres, entreteniendo a sus bebés con los celulares. Muchos ignoran las consecuencias de la exposición a las pantallas y el manejo de los mismos. A esa edad los medios audiovisuales no ayudan en el proceso educativo. Hay evidencia científica comprobada que cuanto menos tiempo de conversación tiene un niño/a, más pobre es su desarrollo en el lenguaje. En lugar de estimularles la imaginación y la creatividad, producen un efecto contrario. La tecnología en los pequeños brinda una actividad netamente pasiva.

Los varones tienden a aislarse y a generar mayor adicción por los videos juegos. Juegos virtuales totalmente agresivos donde el desmembramiento de los cuerpos y las matanzas se van incorporando y así naturalizan la muerte y la violencia en todas sus formas. La inmortalidad es muy común en juegos donde los héroes pueden caer en los combates virtuales, pero vuelven a renacer. Los niños no discriminan entre la fantasía y la realidad. Los padres desconocen las consecuencias negativas que producen estos entretenimientos, que de didáctico no tienen nada. La mayoría de estos pequeños se vuelven ansiosos, se frustran con facilidad, se enojase deprimen y manifiestan trastornos en el sueño. Es muy común ver a niños que no descansan porque las horas de conexión en las redes sociales, perturban el descanso reparador. Quieren ganar a toda costa, obsesionados para alcanzar puntos y continuar en la ruleta de los nuevos tiempos. La ludopatía o adicción a los juegos ha sido, históricamente, un comportamiento de los adultos, al punto de observar a personajes que han llegado a perder Reinos, Estados, Países, por poner algunos ejemplos. Este tipo de dependencia lúdica, de forma virtual, se manifiesta actualmente en la infancia.

Para las niñas las consecuencias son igual de dañinas que para los varones, ellas también se aíslan y se angustian. Compiten por estándares de belleza inalcanzables, entre otras cuestiones. También se conducen con la voracidad por tenerlo y quererlo todo. Se muestran irascibles muchas veces. En un planeta globalizado donde el motor principal de las sociedades es el consumo, las redes sociales son determinantes para generar un ciclo de consumismo tecnológico sin límites. Es el negocio infalible de las grandes empresas.

Parece que el proceso de Educar se transformó en Entretener. Hay una gran confusión y error al creer que los juegos virtuales y las redes sociales en los niños, pueden ser positivos. Los juegos virtuales, salvo excepciones, no tienen nada de pedagógico, son desfavorables para el normal desarrollo evolutivo de un niño/a.
Debemos estimular nuevamente los juegos de travesuras primero, hasta los juegos competitivos después. Hay que jugar con ellos, para promover la creatividad, para que aprendan a perder, porque es parte del juego y de la vida. Deben, en la medida de lo posible, entretenerlos al aire libre, enseñándoles juegos de habilidad y de fuerza, de valor moral, de participación activa y compañerismo. Se les deben ofrecer juegos que agilicen los sentidos, porque siempre han sido un medio indispensable para la formación saludable de la personalidad. Los niños, en todos los tiempos, han aprendido jugando y por imitación.

Y para que los niños/as los imiten, los adultos deben abandonar la dependencia por la sobre información o por las series maratónicas y formar el hábito de entretenerse de otras maneras, y enseñarles a mirar el cielo, por ejemplo, para rescatar la noche de verdad, la de las estrellas y las lunas, porque lo virtual, sin dudas, está superando a la realidad.

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