La historia secreta de cómo Cristina definió la caída de Rossi y Garré

La presidenta le comunicó al diputado en enero que lo iba a mudar al Gabinete y fue Sergio Berni quien le recomendó a Cristina que lo llevara a Defensa. La semana pasada tuvo la confirmación oficial y debió frenar su campaña a diputado. Garré quería irse hace tiempo pero mucho más cuando fue ignorada en la inundación.
Agustín Rossi se reunió hace tres meses con Cristina Kirchner y supo lo que le esperaba: la presidenta le confirmó que tarde o temprano iría al Ministerio de Defensa y abandonaría la Cámara de Diputados.
Arturo Puricelli, viejo rival de los Kirchner en Santa Cruz, había quedado golpeado con el secuestro de la fragata libertad en Ghana, por la demanda de un fondo buitre que reclamaba por el pago de los bonos en default. Con poco criterio, el ministro de Defensa había definido el itinerario.
Cristina consultó a Sergio Berni, viceministro de Seguridad en los hechos pero dueño de esa cartera en el día a día. “En Defensa lo veo a Rossi”, le aconsejó. Y optaron por llevar a Puricelli en reemplazo de Garré, casi un cargo testimonial y administrativo.
Rossi tampoco estaba bien con la Casa Rosada, donde hace cuatro años que lo ven casi como un mal necesario. Enfrentado a Carlos Zannini, mano derecha de Néstor y de Cristina, en 2009 se negó a no presentarse a diputado y fue reelecto con su propia lista, un desafío que jamás le perdonaron.
Dos años más tarde le ganó la interna a Rafael Bielsa para ser candidato a gobernador, pero después dejó al peronismo en el peor lugar de su historia: salió tercero, detrás del socialismo y del Pro, con Miguel del Sel.
El 27 de febrero, la misma mañana en que se trataba el memorándum con Irán, María Eugenia Bielsa renunció a su banca de diputada provincial por la que había ganado la elección de 2011 con boleta propia.
Ese triunfo no le permitió dominar a los diputados que fueron en su boleta, quienes prefirieron como presidente de la Cámara a Luis Rubeo, diputado de Rossi, pese a que Cristina Kirchner recibió días antes la arquitecta Bielsa en su despacho.
Así se manejó Rossi en estos años: cumplió su rol de obsecuente en el recinto de Diputados, pero cuando de Santa Fe se trata, ignoró por completo los deseos de la Casa Rosada. Tarde o temprano, lo iba a pagar.
En conferencia de prensa, esa mañana de febrero María Eugenia Bielsa le recordó su antigua sociedad con el socialismo santafesino, que el año pasado le permitió sancionar una agresiva reforma tributaria.
“Quedate tranquilo y no digas nada”, fue la orden de Cristina. Después vino la oferta pero sin plazo. Ayer le avisaron que la semana próxima volverían a hablar del tema pero un llamado de la presidenta de esta tarde no dejó lugar a dudas: “Ya te vas a Defensa”, le ordenó.
Se trata del Ministerio de menos peso en el Gabinete por una sencilla razón: Argentina es uno de los países con menor presupuesto para sus fuerzas, donde prima el descontento por los bajos salarios y los malos tratos.
En octubre fue tema por la rebelión de los gendarmes luego de un sueldo mal liquidado que trajo otra vez la imagen de los hombres de verde en las calles.
Desde ese lugar Rossi deberá abandonar la campaña electoral para reelegir como diputado, que había empezado con afiches y todo, ante la indefinición de Cristina por su futuro. Sus días en el recinto, ahora quedarán en el olvido.
La lenta agonía de Garré
Hace no menos de medio año que Nilda Garré quiere huir del Ministerio de Seguridad, donde asumió a fines de 2010 durante el conflicto por las tomas del parque indoamericano.
Protegida de Horacio Verbitsky, Garré tomó enseguida un alto perfil que mantuvo por 2011, pero un año después la asunción de Sergio Berni como secretario de Seguridad la dejó casi sin tareas.
Un hecho la hizo desear una huida: la inundación de abril de La Plata mostró a Berni como coordinador general del operativo y ella ni siquiera se notificó.
Oriunda del Frepaso, creció en el kirchnerismo desde el Ministerio de Defensa, donde asumió en 2005 en reemplazo de Jose Pampuro, para continuar con descabezamiento de la fuerzas armadas. Su desembarco en Seguridad marcó su punto más alto.
Pero pronto dejó de verlo así y ante quien la consultaba, les blanqueaba sus deseos de partir. Recién lo consiguió ahora y con destino asegurado: Cristina la propondrá como embajadora en la Organización de Estados Americanos (OEA).
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