La ganadería aparece como más rentable que la agricultura

La caída del precio internacional de la soja dio impulso al estudio de las nuevas posibilidades de la ganadería argentina que aparece, según especialistas, como más rentable que la agricultura y no sólo en áreas marginales. Así lo afirmaron durante la semana en distintos análisis, Raúl Milano, el director Ejecutivo del Rosgan, primer mercado ganadero televisado, y el catedrático Juan Carlos Porstmann desde Rosario.

“Siempre la definición de las producciones se hace en función de la rentabilidad, cuando la soja estuvo en 500 dólares la tonelada y 14 millones de hectáreas se transfirieron a la agricultura, era un panorama. Con los precios actuales de la oleaginosa, los estudios indican que la ganadería es mucho más rentable que la agricultura”, sostuvo Milano.

El directivo se mostró contrario a dejar de “hacer soja”, pero puso en claro que “no es lógico tener asentado en modelos de monocultivo” la actividad del campo sino que el formato de “rotación” es el que más garantiza el futuro del agro. Con relación a la “rentabilidad de la ganadería” explicó que “teniendo la idea de una inversión dónde el valor actual neto es del 8 por ciento anual, tiene una tasa interna de retorno entre el 15 y 20 por ciento, por lo que hoy es rentable la ganadería en casi todos los espacios territoriales”, manifestó.

Milano analizó que el hecho de que “la rentabilidad hoy sea un resultado de la caída de los precios de la soja, en última instancia no minimiza la alta demanda internacional de carne, los altos valores que tienen los cortes y el sentido común de pensar que alguna vez Argentina volverá a ser un país exportador de carne”. “Nosotros en el Rosgan venimos desde hace tres años siguiendo en qué momento iba a ser rentable la ganadería, no es un problema de soja contra la ganadería, la rotación es lo único que garantiza la sustentabilidad ambiental”, dijo.

La cuestión es que el tema está planteado y todo hace prever que 2015 pueda ser el año de la ganadería, a pesar de las políticas de Estado que no impulsan la actividad ya que la caja es la soja.

El productor que se alejó y quiere volver a la ganadería debe hacer números y manejar posibilidades, seguramente no le sea fácil el regreso, necesita personal permanente para evitar que le roben la hacienda o vigilar los molinos que abastecen de agua y comprar las fábricas de terneros que son las vacas. “Cada productor inversionista deberá calcular sus propios resultados económicos y enfrentar el proceso de decisión. La oportunidad llegó, el desafío es nuestro”, señaló Porstmann.

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