De la mano de babasónicos el rock volvió al Teatro Colón

«Vaaaamos», le grita la chica en musculosa, abusando del silencio que impone el teatro. «¿Adónde, si estamos donde queremos», le devuelve el cantante. Con esas palabras, casi las únicas que pronunció Adrián Dárgelos en toda la noche, quedó claro lo bien que le sentó el Colón a Babasónicos .

Anoche, la banda se sumó a la privilegiada lista de rockeros que llevaron su música al Teatro Colón, hasta aquí integrada por un selecto conjunto de solistas como Luis Alberto Spinetta, Charly García, Litto Nebbia, Fito Páez y Gustavo Cerati, y la agrupación Memphis La Blusera. «Somos los más jóvenes de la lista», resaltaban orgullosos hace unos días Adrián Dárgelos y Mariano Roger, cantante y guitarrista de la banda.

Convocados por el ciclo LN Cultura y embarcados en una gira celebratoria por sus 25 años en la ruta, que este año los llevó por teatros de toda la Argentina y el resto de América latina para presentar su última producción, Impuesto de fe, Babasónicos cerró aquí, en el primer coliseo porteño, una puesta conceptual que intenta escapar del estándar y evitar clichés de formatos acústicos o desenchufados.

Aprovechando las cualidades del escenario, la banda repasó su repertorio con arreglos que desnudan las canciones, que buscan su punto más frágil para presentarlas desprotegidas ante su público, sin el amparo de la distorsión o el volumen en estado de rock.

Así las cosas, con una ambiciosa puesta en escena a cargo de Sergio Lacroix, pasaron desde los iniciales «El colmo» e «Irresponsables» hasta el más novedoso «Vampi» e irresistibles hits como «Sin mi diablo». Con un coro femenino que acompañó cada verso de las canciones, Dárgelos hasta se animó a subirse a la cazuela del Colón y mezclarse con su gente para cantar casi colgado del palco «Los calientes».

La alfombra del concierto

Ya desde las 19, las decenas de personas que iban llegando al Colón se mezclaban con artistas de la escena local. El primer gesto instintivo de muchos era mirar alto en el foyer, sorprendidos por la arquitectura del edificio, y registrar la escena con sus teléfonos.

Minutos antes, Babasónicos probaba el sonido y Dárgelos se paseaba por la sala ensayando una entrada por el pasillo central que le daría el primer toque de cercanía al concierto. Manos en alto, él también miró varias veces hacia arriba, con la vista clavada en la cúpula y los palcos iluminados.

«Las primeras veces que vi a Babasónicos fue en lugares mucho más chiquitos y contraculturales. Es un grupo que visualmente siempre tuvo una propuesta estética muy concreta. Siempre hicieron arte y éste es un lugar consagrado al arte», dijo el conductor Clemente Cancela antes de ingresar al teatro, acompañado por la actriz y cantante Anita Pauls. Sonriente y de largo, ella también opinó: «El teatro ayuda a que lo que ellos plasman en el escenario se potencie».

Federico Bal, de traje, ya hacía unos minutos que había entrado, mientras Mike Amigorena sucumbía al pedido de varias fans que quisieron fotografiarse con él. «Que toquen acá es un privilegio para el artista y para el Colón. El Teatro es para la gente», apuntó.

El show contó con tres visitantes de lujo, que nunca habían pisado el teatro: los mexicanos de Café Tacuba Emmanuel del Real, Joselo Rangel y Children. «Ver a Babasónicos en un escenario tan mítico como este teatro será un lujo», descontaba Emmanuel. «La cultura está viva», recalcó Joselo, antes de sentarse como un fan más.

Tras la actuación de ayer, la próxima función del ciclo LN Cultura será el 12 de diciembre con Gustavo Santaolalla.

Fuente: La Nación

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