El ocio como motor de la creatividad y de la salud

Hace ya varias décadas que especialistas en desarrollo infantil advierten que el ocio y el juego creativo tienen un papel fundamental en el despliegue de las potencialidades innatas de los chicos, y descreen de las agendas atiborradas de actividades académicas. En La ciencia y el arte de no hacer nada, Andrew Smart reivindica calurosamente el ocio como motor de la creatividad y de la salud, pero no sólo en la infancia, sino también a lo largo de toda la vida.

Smart, joven investigador de la Universidad de Nueva York, se basa en descubrimientos realizados en la última década que mostrarían que existe una red cerebral que se activa únicamente durante el estado de reposo para atacar la cultura actual del «ajetreo» constante y el multitasking, y ensayar una defensa de la inacción. «El ocio es una de las actividades más importantes de la vida», afirma, y destaca que, como los aviones, el cerebro cuenta con un piloto automático. Se activa cuando entra en estado de reposo, y en ese estado en que la actividad mental parece no obedecer a ningún patrón preestablecido se producen «las verdaderas epifanías, sean artísticas o científicas, emocionales o sociales», dice el científico. La obra, que elude la jerga especializada y está salpicada de anécdotas de grandes figuras de la historia, como Homero, Newton, Descartes,y Simone de Beauvoir, es llevadera e interesante. Aunque, por momentos, el autor se deja ganar por el entusiasmo y parece perder de vista que el cerebro es tan complejo que no admite recetas simplistas.

Fuente: La Nación

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