Un grupo de científicos de Japón y Alemania desarrolló un sensor magnético que se coloca en la piel y sería capaz de dotar a los humanos de la denominada magnetorrecepción. Ese «sexto sentido» es lo que otorga a muchas especies la capacidad de detectar campos magnéticos para su orientación y navegación.
La lámina de sensores que crearon en sus laboratorios es lo suficientemente delgada, robusta y maleable para adaptarse a cualquier parte de la piel humana.
¿Qué es la magnetorrecepción? Las aves en vuelo conocen su posición, altura y dirección gracias a esta capacidad. Es un sentido que está presente en las bacterias, insectos como las abejas y otros vertebrados como los tiburones, por ejemplo. Les permite detectar campos magnéticos para orientarse y navegar.
Los seres humanos, en cambio, no somos capaces de percibir ese magnetismo de forma natural. Pero el trabajo realizado en conjunto por el Instituto Leibniz de Investigación sobre Estados Sólidos y Materiales (IFW Dresde), la Universidad Técnica de Chemnitz, en Alemania, y las universidades de Tokio y Osaka, en Japón, presenta esa posibilidad.
Estos científicos lograron desarrollar una piel electrónica con un sistema sensorial magnético que dota al usuario de ese «sexto sentido» capaz de percibir la presencia de campos magnéticos estáticos o dinámicos.
Con menos de dos micrómetros de espesor y apenas tres gramos de peso por metro cuadrado, esta novedosa malla magnetoelectrónica puede incluso flotar sobre la superficie de una burbuja. Colocados sobre una superficie de apoyo elástica, como una banda de goma, se pueden estirar a más de 270% de su longitud durante más de mil ciclos sin presentar fatiga.
«Estos sensores magnéticos ultra delgados con una solidez mecánica extraordinaria son idealmente adecuados para ser colocados de manera discreta e imperceptible como dispositivos de asistencia en orientación y manipulación», aseguró el profesor Oliver G. Schmidt, director del Instituto de Nanociencias Integradas de IFW Dresde.
Fuente: http://geekye.infonews.com/