Consejos para cuidar el corazón

Los depósitos de colesterol en las arterias son la principal causa de enfermedades vasculares, entre ellas el infarto agudo de miocardio. De acuerdo al último estudio Interheart, uno de cada cuatro episodios ocurridos en América Latina están provocados por los niveles anormales de lípidos en sangre.

Es por eso que la Ciudad de Buenos Aires salió con una fuerte campaña para ‘cuidar el corazón’ justamente en el mes en que se celebra su Día Mundial – 29 de septiembre – a través de las Estaciones Saludables.

Se trata de 37 puestos de promoción de la salud y prevención de enfermedades que medirán durante todo el mes el nivel de colesterol de los vecinos. El método es rápido y no invasivo: se toma una muestra de sangre del dedo –una gotita-, y se coloca sobre una cinta testigo que da un número.

También se brindarán charlas informativas de educación alimentaria orientada a las enfermedades cardiovasculares y sus factores de riesgo como el colesterol.

Ese enemigo llamado colesterol

El colesterol es una sustancia grasa natural presente en las membranas de todas las células del cuerpo humano, necesaria para el normal funcionamiento del organismo. La mayor parte del colesterol se produce en el hígado, aunque también se obtiene a través de algunos alimentos.

Además, a partir del colesterol se forman hormonas sexuales masculinas y femeninas, corticoesteroides, sales biliares (utilizadas en el proceso de digestión de grasas) y vitamina D (a través de un mecanismo en el que intervienen los rayos solares).

El peligro aparece cuando el colesterol se asocia a las lipoproteínas de baja densidad (LDL-colesterol) que es conocido como «malo», debido a que de esta forma es transportado desde el hígado a los diferentes órganos y, cuando está en exceso, se deposita en las paredes de las arterias formando la placa de ateroma. Sin embargo, al colesterol asociado a las lipoproteínas HDL (HDL-colesterol) se lo denomina «bueno», ya que su principal función es recoger el colesterol de los tejidos y llevarlo al hígado donde es procesado.

Los datos obtenidos por la Primera Encuesta Alimentaria y Nutricional de la Ciudad de Buenos Aires (EAN-CABA 2011) muestran que UNA DE CADA CUATRO MUJERES EN EDAD FÉRTIL (27,6%) TIENE UNA INGESTA DE COLESTEROL SUPERIOR A LA ADECUADA y que aproximadamente dos tercios (63,9%) consumen un porcentaje de grasas saturadas superior al recomendado (más del 10% de las calorías diarias). Para el grupo de los adolescentes, en relación al consumo excesivo de colesterol, estos valores ascienden a 47,2% (varones) y 31,3% (mujeres) y para las grasas saturadas las cifras son aún mayores: 83,8% y 84,1% respectivamente.

Alimentos que lo aportan

Los alimentos de origen animal (carnes, lácteos, huevo, vísceras) son los únicos que contienen colesterol. El porcentaje del colesterol ingerido que se absorbe presenta variaciones entre los individuos, que oscilan entre el 20% y el 80%.

También existen otros factores: los ácidos grasos trans, que son sustancias que se producen industrialmente durante la hidrogenación parcial de aceites vegetales líquidos para obtener grasas sólidas. Se encuentran principalmente en margarinas, panes industriales, galletitas, snacks, frituras de locales de comidas rápidas, entre otros, y tienen un efecto similar al de los ácidos grasos saturados en el aumento del colesterol total, disminuyendo además el HDL-colesterol.

Cómo tratarlo

Se recomienda concurrir al médico periódicamente para controlar el colesterol. La hipercolesterolemia se puede prevenir con una alimentación saludable variada y equilibrada, con adecuado contenido de fibra, baja en grasas saturadas y ácidos grasos trans.

Elegir las grasas de origen vegetal (aceites de diferentes tipos) en lugar de las grasas animales (fiambres, embutidos y chacinados). También deben incluirse alimentos ricos en grasas monoinsaturadas (frutas secas, aceite de oliva y canola, palta, aceitunas), que según la evidencia disponible, ayudan a incrementar los niveles de HDL-colesterol y a reducir los niveles de LDL-colesterol.

El consumo de ácidos grasos de la serie omega 3, presente en pescados grasos como caballa, sardinas, salmón y atún, también contribuye a la disminución de los triglicéridos y en algunas ocasiones del colesterol total, además poseen efecto antitrombogénico y antiinflamatorio. Se recomienda incluir frutas y verduras diariamente (por lo menos 5 porciones).

Realizar actividad física: el ejercicio aeróbico moderado contribuye al aumento del HDL y a la reducción del LDL y los niveles de triglicéridos.

Fuente: ltDigital.com.ar

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