Vanoli prometió que «no habrá devaluación»

El presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, rechazó «una devaluación como la que quieren volver a forzar los sectores concentrados» porque «sería acompañada por un aumento de precios», y subrayó que «gran parte de las causas de la inflación tienen que ver con la capacidad de manejar los márgenes de ganancias de los grupos dominantes». En una entrevista publicada hoy por el diario Página 12, el ex titular de la Comisión Nacional de Valores afirmó que «hubo un intento muy claro de algunos sectores que apostaron a una nueva devaluación de la moneda» y que «muchos bancos pretendieron instaurar una cotización implícita» del dólar como una referencia al margen de la oficial.

Fragmento de la entrevista realizada por Cristian Carrillo:

–Hay analistas y empresarios que sostienen que hay retraso cambiario. ¿En qué medida es atendible el reclamo?

–No es así. Si tomamos el tipo de cambio multilateral real, deflactado por el índice de salarios, para evitar discusiones por el índice de precios, nos da que estamos por encima no sólo respecto de diciembre de 2001, en un 50 por ciento, sino además contra la corrección cambiaria del mes de enero de este año, en un 7 por ciento. Aun cuando casi todos los sectores económicos, desde enero, intentaron trasladar ese ajuste en su totalidad a los precios.

–¿Cómo evalúa la devaluación de enero?

–En un país que no sea la Argentina, se entiende que una corrección cambiaria podría ser un mecanismo para mantener la competitividad. Pero con la idiosincrasia argentina, con una devaluación como la que quieren volver a forzar los sectores concentrados, todo lo que aumente el tipo de cambio será acompañado por un aumento de precios, pese a los esfuerzos que haga el Estado para evitar abusos. Gran parte del margen de la devaluación de enero fue absorbido por estos aumentos. Entre 2001 y 2002 fue distinto, se pudo dar otro resultado con una megadevaluación (el tipo de cambio de 1 a 1 pasó a 1,40 peso, y pocos meses después a 3,60) porque había un desempleo del 24 por ciento. No se trasladó a precios porque no había consumo ni masa salarial que lo absorbiera. Fue el único caso en que hubo “ganancia de competitividad”.

–Algunos analistas estiman que las reservas cerrarán este año en el orden de los 25 mil millones de dólares. ¿Usted qué cree?

–Hay una disposición muy clara del Gobierno de que las reservas están para ser usadas. El Gobierno no tiene ningún temor, en una situación tan particular como la actual, en pagar deuda con reservas. Una estimación del orden a los 25 o 26 mil millones no toma en cuenta un incremento en la liquidación de los exportadores como la que estamos previendo para el cuarto trimestre. Tampoco toma en cuenta que se active el swap con el Banco Popular de China, que estimamos que esté operativo en el transcurso de noviembre. Terminaremos el año con un stock de reservas cercano al actual.

–¿Cómo se sortea la restricción externa sin la posibilidad de acceder al mercado?

–Economía anunció esta semana un bono dollar-linked para aseguradoras, bancos o empresas (cotiza y se recupera por el valor del dólar oficial a su vencimiento). Esto es una respuesta a las dudas que plantean los buitres sobre cómo cerraremos el programa financiero y monetario. Lo que acordamos con el Ministerio de Economía es un esfuerzo compartido. Economía se financia y colabora en absorber pesos. De esta manera, no sólo lo hace el Banco Central licitando las letras (Lebac, que absorben la sobreliquidez de los bancos). Entre los adelantos y utilidades que le transfiere el Banco Central y lo que el propio Tesoro de la Nación toma de organismos internacionales, puede cubrir sus necesidades y se mantiene estabilizada la relación deuda/PIB.

–¿Le preocupa que la emisión de pesos pueda estar generando una mayor inflación?

–La realidad ha demostrado que esas interpretaciones mecánicas del monetarismo son una falacia. En la Argentina, la inflación es multicausal. En nuestro caso, la emisión monetaria no es un factor central, debido a que el país tiene un muy bajo nivel del crédito –equivale al 13 por ciento del PIB–, lo que reduce la propagación de la emisión de pesos hacia una mayor circulación monetaria y, en consecuencia, impulse la suba de precios. Los canales de transmisión de la política monetaria en el país son muy débiles.

–¿Por qué sigue habiendo inflación en Argentina?

–La inflación tiene causas reales y también por expectativas, pero no monetarias. En una economía altamente concentrada, gran parte de las causas de la inflación tienen que ver con la capacidad de manejar los márgenes de ganancias de los grupos dominantes. Es lo que pasó en enero. Lo normal es que los productos aumentasen de precios de acuerdo con el componente importado. Acá, en cambio, el comportamiento es como si todo tuviese precio en dólares, y si la devaluación es de equis por ciento todo sube equis por ciento. Además, en muchos casos, el crecimiento de la oferta no acompañó el ritmo de crecimiento de la demanda y entonces se dieron las condiciones para abusos en los márgenes de ganancia.

–¿Con qué criterios van a manejar la emisión monetaria y las tasas de interés en lo que resta de este año?

–La emisión monetaria está creciendo al 20 por ciento y son niveles alineados a lo que sería el corredor de tasas de interés que estamos definiendo. Nosotros subimos un poco la tasa de pases y mantuvimos la tasa de interés de las Lebac, que cobran los bancos, entre 26 y 29 por ciento. Pero decidimos subir fuertemente la tasa de depósitos que los bancos le pagan al público. Por un lado había todo un discurso ortodoxo de que se debía subir la tasa de interés, pero los bancos bajaban las tasas pasivas para mantener sus márgenes de ganancias.

–Pero buscar una mayor compensación a los ahorristas en pesos, al mismo tiempo que se mantienen en el 26 al 29 por ciento los pisos de tasas activas a través de las letras que el Central les paga a los bancos, ¿no opera como un freno a la recuperación de la economía?

–Obviamente, a ninguno de nosotros nos gustan las tasas altas, pero hay que entender el contexto. En un momento en que te quieren armar una corrida, temporalmente habrá que convivir con tasas altas para revertir estas expectativas. De todos modos, la ganancia de los bancos, medida como retorno sobre activos, subió del 2,7 por ciento en 2011, a 2,9 por ciento en 2012, 3,4 por ciento en 2013 y está en 4 por ciento en 2014. Además, ya tuvieron una ganancia extraordinaria este año por la devaluación, que el Banco Central les permitió. Tienen buena rentabilidad, pueden mejorar el rendimiento que les pagan a los ahorristas y darles mayores facilidades a los tomadores de crédito. El sistema está sólido, con liquidez y baja mora.

–¿Va a regir algún tipo de restricción a la venta de divisas a importadores?

–No. Sólo estamos controlando. Con la expectativa de devaluación, lo que pasó es que muchos adelantaban los papeles (trámites) de importación, pero hubo casos que sólo cerraban cambio (la compra de divisas) y no la operación (la importación física del producto). También encontramos supuestas operaciones inmobiliarias que se armaban como pantalla, por la cual se hacía figurar la compra de un inmueble a una persona en el exterior que, en realidad, se utilizaba como mecanismo para girar divisas.

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