«Ahora es un tema entre privados»

Así lo explicó el ministro de Economía, Axel Kicillof, en una conferencia de prensa que ofreció este miércoles, en el consulado argentino en Nueva York, tras una reunión que se extendió durante seis horas con el mediador Daniel Pollack y representantes de los holdouts. «Se abre una nueva situación, inesperada, porque no estaba en los prospectos» anticipó Kicillof.

«Ofrecimos que entren al canje de 2005 y 2010», con lo que «en las condiciones de hoy obtendrían una ganancia del 300 por ciento», pero «no fue aceptada esa oferta porque quieren más», dijo el funcionario argentino, quien, no obstante, no descartó la posibilidad de que en el litigio con los fondos buitre se alcance «una solución entre privados», porque el fallo del juez Griesa «puede causar perjuicios a privados que no pueden cobrar».

«Pueden aparecer soluciones de este tipo», dijo Kicillof, tras lo cual señaló «hay muchos terceros que podrían tener intereses en remediar esa situación», al referirse a la posibilidad de que surja una oferta de compra de los bonos defaulteados por parte de un grupo de bancos argentinos.

Kicillof subrayó que en la reunión mantenida con Pollack los representantes de los bancos que podrían participar en la operación -según las versiones de prensa publicadas en diversos medios nacionales- no estuvieron presentes en la reunión.

Si bien diversos medios señalaron que existía un principio de acuerdo entre estos bancos y los fondos buitre, con el paso de las horas la versión comenzó a desinflarse y hasta el momento no se conocieron detalles sobre el tema.

El encuentro de Kicillof con Pollack y los fondos buitre se extendió por espacio de casi seis horas en las oficinas ubicadas en el 245 de Park Avenue, donde el ministro estuvo acompañado por la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona; el subprocurador, Javier Pargament; el secretario de Finanzas, Pablo López; y el secretario de Legal y Adminitrativo del ministerio de Economía, Federico Thea.

En la rueda de prensa posterior, Kicillof repitió que la Argentina no va a caer en «default» porque continuará con los pagos comprometidos con los bonistas que entraron al canje de deuda.

«Argentina le presentó una oferta, (a los fondos buitre) para que ingresen al canje como lo hicieron en el 2005 y el 2010», lo que «implica un 300% de ganancia, porque ellos compraron esos títulos a precio vil, y no viola la clásula de tratamiento igualitario, y la oferta no fue aceptada», explicó Kicillof en el tramo inicial de su exposición.

“Luego les pedimos que pidan un stay (medida cautelar) para logar más tiempo de negociación, y tampoco la aceptaron, porque quieren más, y lo quieren ahora, y eso nos genera muchas dudas», dijo Kicillof.

Ante estas negativas de los holdouts, Kicillof enfatizó que desde el Gobierno «no vamos a negociar cualquier cosa, no vamos a firmar cualquier cosa».

Ahora, «se abre una nueva situación, inesperada, porque no estaba en los prospectos» de la restructuración de deuda del 2005 y 2010, y que implica que «Argentina continuará pagando a quienes entraron a los canjes».

«Se cae en deafult cuando no se paga, y acá Argentina pagó, y seguirá pagando su deuda», agregó.

Kicillof destacó que «ahora es un tema entre privados» al referirse a los fondos buitre que no quieren imponer el stay para que cobren los bonistas, y los tenedores de esos bonos que no pueden cobrar.

Kicillof volvió a cargar contra el juez Thomas Griesa de quien dijo que «decidió impedir el cobro» a los bonistas que entraron al canje.

«Nadie sabe caracterizar esta situación (en términos legales), porque no existe, porque nadie pensó que podía venir un juez y decir que la gente no puede cobrar», disparó el ministro.

«Y esta situación no está en los contratos, y porque Argentina pagó, tiene plata, va a seguir pagando los próximos vencimientos. Le atribuimos esta responsabilidad al juez Griesa», sostuvo.

Kicillof también criticó la decisión de Stadard & Poor`s de bajar la calificación de los bonos argentinos a «default técnico» y preguntó: «¿Quién cree en las calificadoras?».

«Son las mismas que en vísperas del 2001 decían que todo estaba perfectamente bien en Argentina», recordó el funcionario.