Los trucos psicológicos para reducir los accidentes

Cuando las señales de tráfico convencionales no surten efecto, los diseñadores usan métodos ingeniosos para que los conductores, inconscientemente, reduzcan la velocidad o presten atención.
Mientras conducía por una carretera rural del sur de Francia, de repente una espeluznante silueta negra se me apareció de la nada, al borde de camino. Tenía la altura de un adulto, pero no tenía rostro; un relámpago parecía partir su cabeza en dos.
Según avanzaba a alta velocidad por este camino sin tráfico, postes de luz o controles de velocidad pensé que la figura se trataba de una extraña broma. Pero luego apareció otra. Y luego dos más: una de un adulto y otra que parecía un niño. Finalmente lo entendí. Las siluetas representaban a gente que murió en accidentes de tránsito en ese camino. Me llegó el mensaje: reduje la velocidad.
Este es un ejemplo no tan sutil de una estrategia conocida como ciencia de la conducta: técnicas que hacen a la gente actuar o responder de cierta manera.
Algunas de estas estrategias son directas y obvias, como las señales que indican la velocidad o los carteles que le recuerdan al conductor que debe tomar descansos regulares. Todas buscan capturar directamente la atención de quien está al volante.
Otras son más sutiles, como las cámaras de «velocidad promedio».
Mientras que las cámaras de control de velocidad normales tratan de capturar a los conductores veloces en un solo punto, las de velocidad promedio castigan a los que cubren la distancia entre el punto A y el B demasiado rápido.
Esta estrategia funciona: cuando se instalaron en 2005 cámaras de velocidad promedio en un tramo de 50 kilómetros de la autopista A77 cercana a Glasgow, en Escocia, la cantidad de víctimas se redujo en un 37%.
También existen medidas que se conectan más con el subconsciente. Algunas obras de construcción en carreteras usan caras para influenciar la conducta de los conductores: al comienzo de la obra la cara está triste, pero se torna feliz según se acerca el final de la zona de obras.
El objetivo es que los conductores permanezcan alerta y reduzcan su frustración al tener que respetar un límite de velocidad bajo. De forma similar, los indicadores de velocidad de Reino Unido tienen un emoticono debajo. Éste les sonríe a los autos por debajo del límite de velocidad y les frunce el ceño a los que lo superan.

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En Vancouver, Canadá, esta clase de pinturas en la carretera hace que los
conductores bajen la velocidad.
Foto: Fundación para la Seguridad Vial de Vancouver.

Comportamiento
En ciertos países, las carreteras son más peligrosas que en otros. En India se registran el 10% de todas las muertes por accidentes de tránsito: aproximadamente 137.000 personas murieron en las carreteras indias en 2011.
Incluso si la primera autopista de acceso controlado del país –la Mumbai-Pune Express, de seis carriles- es relativamente menos peligrosa que las estrechas calles urbanas, allí se produjeron más de 2.000 accidentes, que dejaron un saldo de al menos 500 muertes en sus 12 años de operación.
La estrategia de la ciencia de la conducta es una manera de lidiar con el problema. Final Mile es una compañía de diseño que se especializa en esta estrategia en Bombay y que espera poder convencer a los conductores indios para que reduzcan la velocidad y presten más atención mediante juegos psicológicos.
«Más de tres cuartas partes de los accidentes suceden por error humano», señala Ram Prasad, uno de los cofundadores de la empresa. Concretamente, se ponen en juego cinco aspectos de la naturaleza humana: exceso de confianza, falta de atención, percepción errónea del riesgo, falta de retroalimentación y falta de empatía debido al poco contacto visual a altas velocidades.
Para hacer que los conductores poco antentos bajen la velocidad en los más de 13.000 cruces ferroviarios sin barrera, Final Mile instaló reguladores de velocidad -también conocidos como topes, lomos de burro o policías acostados- diagonales a la carretera, en lugar de perpendiculares.
Las ruedas delanteras del auto lo cruzan de a una y no al unísono; esto hace que el auto se sacuda de un lado a otro. «Se siente extraño», indica Prasad. «Los automovilistas tienden a bajar significativamente la velocidad y, por lo tanto, a prestar más atención ante un posible tren. En la Mumbai-Pune Expressway, estos topes están además pintados con líneas amarillas más anchas, lo cual los hace parecer más elevados. Esto engaña a los conductores y los obliga a frenar al acercarse.
Otra táctica es humanizar la señalización. Las siluetas negras en las carreteras de Francia y Canadá son un ejemplo, al igual que los afiches que muestran imágenes impactantes del rostro de una víctima de un choque en India.
«Esto genera empatía», dice Prasad. Y, «en lugar de sólo decir ‘conduzca lentamente’, mostramos qué sucede si no lo haces», agrega.
Los reguladores de velocidad diagonales son efectivos, asegura Prasad, de Final Mile. Foto: cortesía Final Mile.
Los reguladores de velocidad diagonales son efectivos, asegura Prasad, de Final
Mile.  Foto: cortesía Final Mile.

Trucos psicológicos
Pero no todos los «trucos» deben ser tan elaborados. Prasad dice que pintar líneas dentadas o puntiagudas en la carretera puede asustar a los conductores lo suficiente como para que bajen la velocidad. Las líneas parecen peligrosas y son algo extraño que obliga a los conductores a reducir la velocidad.
El Departmento de Transporte de Chicago, en Estados Unidos, tuvo éxito con otra sencilla ilusión en un sitio tristemente célebre por sus choques, una curva en la calle Oak Street. Los funcionarios de la ciudad lo intentaron casi todo: hicieron las señales de los carriles más claras, pusieron señales de advertencia más grandes y luces a los costados de la carretera. Todo fue en vano; los choques continuaron.
Finalmente, el municipio pintó líneas blancas a lo largo de la carretera, cada línea más cerca de la siguiente según los autos se acercaban a la curva. Esta ilusión de que se acortan las distancias hace a los conductores creer que van más rápido de lo que realmente lo hacen.
Según un estudio, hubo un 36% menos de choques en los siguientes seis meses desde que se pintaron las líneas, en septiembre de 2006, en comparación con el mismo semestre del año anterior. Hansen cree que este es uno de los mejores trucos psicológicos para reducir el exceso de velocidad.
El problema con los signos convencionales, dicen algunos expertos, es que no siempre surten efecto.
El problema con los signos convencionales, dicen algunos expertos, es que no siempre surten efecto.

El efecto de la novedad
Las medidas anteriores suelen funcionar mejor que las señales viales ya que, como la mayoría de la información visual, se dirige a nuestro cerebro en un nivel subconsciente. «Cuando vemos una señal, si es que realmente la vemos –ya que podríamos haber entrenado nuestros cerebros para ignorarlas– podríamos cuestionar si se aplica a nosotros y si es realmente válida», señala Tom Vanderbilt, autor de «Traffic», un libro que explora cómo las «contramedidas perceptivas» pueden mejorar la seguridad vial.
«Si conduces por una calle muy angosta o sobre barras que hacen ruido, es más probable que tengas el reflejo de bajar la velocidad», afirma Vanderbilt. Además, agrega, esto funciona mucho mejor que las ilusiones visuales porque el peligro es que una vez que uno nota que algo es falso puede que rápidamente lo ignore. «Como sucede con todos los experimentos, existe la duda de que, pasado el efecto de la novedad, los conductores vuelvan al viejo comportamiento una vez descubierto el truco», señala.
Hace siete años en India, un creativo fabricante de amortiguadores de auto puso pegatinas 3D que parecían baches en la carretera. El plan era convencer a los conductores de comprar sus nuevos amortiguadores, sugiriendo que los usuarios disfrutarían de un viaje sin sobresaltos incluso en carreteras irregulares. En lugar de esto, las pegatinas hicieron que los conductores bajaran la velocidad.
De manera similar, en Filadelfia, Pensilvania, los proyectistas de carreteras pintaron imágenes 3D de topes de velocidad.
Sin embargo, como señala Pelle Guldborg Hansen, científico de la conducta de la Southern Denmark University, «un uso generalizado de topes de velocidad falsos puede llevar a conductas riesgosas de conducción, incluso en los topes reales».
Entonces, ¿qué tan lejos se puede llevar la teoría de la conducta en la seguridad vial? Hansen cree que mucho. Por un lado, la línea que divide en dos la carretera podría quitarse ya que «al delimitar nuestra ‘zona segura’ nos hace acelerar», comenta.
Además, ¿por qué enfocarnos sólo en las carreteras? Los volantes deberían traer dos marcas rojas de manos, sólo visibles cuando el conductor no tiene las suyas en él, para que la gente conduzca con ambas manos. «Psicológicamente preferimos que las cosas estén en su lugar y lo mismo con los volantes».