Cosquín: Mucho más que rock

Se necesitan varios días de templanza para rememorar lo que quedó del Cosquín Rock 2014. Y sin duda, lo más sobresaliente del festival es su capacidad de aglutinar todo tipo de eventos culturales y disciplinas, llevando la mística “rockera” a esos lugares de los cuales se suele alejar. El “Cosquín Rock” acerca y no divide.
El fundamentalismo y el dogma que muchas veces se apodera de la música desaparece por completo en los tres días que dura el ciclo. Idea poco practicada, pero que intenta sostener los principios de cisma del rock: corromper, revolucionar.
Destreza y humor
Es por ello que algunos de los puntos más destacables de la edición de este año no estén relacionadas directamente con la música o con las bandas a las que uno está acostumbrado a oír.
Los dos actos de teatro que se incluyeron en la grilla no sólo encajaban perfecto en el ambiente, sino que tuvieron mucha repercusión y el boca a boca del primer día, al tercero logró que las funciones de Favio Posca y de Fuerza Bruta estén abarrotadas de audiencia. Inclusive, se esperaban con más entusiasmo que algunas de las bandas principales. Posca ya es considerado más un artista de rock que un actor de teatro. Su impunidad para hablar de ciertos tabúes de los más extremos en cuanto al sexo y las drogas lo proclaman como un ídolo con fanáticos acérrimos, que incluso conocen de memoria las canciones de su unipersonal -síntesis de varios de sus espectáculos- y que ganó muchos seguidores más en la maratón del Cosquín en la que realizó varias funciones diarias los tres días.
Cerca del domo en el que se presentaba el “insurrecto” Posca, el grupo de teatro Fuerza Bruta era la apuesta del momento. Realizando las escenas más enérgicas y sorprendentes de su show, en espacio de 30 minutos logran poner en éxtasis a todos los asistentes. Una pileta de agua en la que sirenas subían y bajaban, chapoteaban, se divertían y contorsionaban, más un rompimiento de estructuras y de muebles sobre la gente, con un final semejante a una fiesta electrónica, prestaba el pogo de los escenarios musicales a la zona en la que los actores dejaban el alma. La respuesta fue impactante, pero obvia. Todos bailando, saltando, liberándose. Cada show fue distinto, pero ninguno dejó de ser milagroso. El arte y la cultura se creaban en cada uno de los artistas y en cada mirada del público.
Inclusión musical
Entre los momentos cumbres del festival, en cuanto a lo estrictamente musical, es curioso que los que sobresalieron de la media, y no por inaudito, sino por el efecto causado en los asistentes al show, fueron los conciertos que dieron Calle 13 y Raly Barrionuevo. Los boricuas fueron resistidos desde su bautismo en Cosquín, en 2011, y nunca falta un detractor. Sin embargo, cuando las luces se apagan y Residente y Visitante salen a escena, todos son fanáticos. Reivindicando el reggaetón como un ritmo de la familia del dancehall y del reggae, los puertorriqueños mezclan sonidos latinos y lírica contestataria para regalar un show con más distorsión que algunas bandas afines al festival. Por último, el folclorista cada vez menos folclórico Raly Barrionuevo llamó la atención en la tarde del tercer día haciendo sonar una chacarera, que hasta el fondo del predio se respondía con palmas de acompañamiento. A pesar de que su espectáculo fusiona momentos bien criollos con otros estilos musicales, paradójicamente, Barrionuevo fue más aplaudido cuando se acercó a las melodías tradicionalistas. Un festival que, en su falta de clausura, cerró por todos lados.
Fuente: Martin Pérez (Diario Crónica)
LA YAPA
Algunos videos de lo que fue esta edición del Cosquin Rock 2014 que contó con la presencia de entre 100 y 110 mi personas.
LA VELA PUERCA

LAS PASTILLAS DEL ABUELO

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