Iron Maiden brindó su décimo concierto en Buenos Aires

La banda inglesa con más de tres décadas de historia, se presentó en el marco de la gira «Maiden England», respasando los grandes temas de toda su trayectoria.
La velada comenzó con Ghost, la banda sueca de Doom metal, con sus integrantes enmascarados bajo el nombre de Nameless Ghoul y el cantante Papa Emeritus I, con una túnica de sacerdote y maquillaje cadavérico.
Luego siguió con Slayer, la banda de trash metal liderada por Tom Araya, que calentó el escenario y brindó un emotivo homenaje a Jeff Hanneman, guitarrista fallecido recientemente.
Finalmente, apenas pasadas las 21, la dama de hierro apareció en escena y sonaron los primeros acordes de “Moonchild”, ante un estadio de River repleto con ganas de rock pesado.
Y luego de un parate en que el líder de la banda Bruce Dickinson le pedía al público que diera dos pasos atrás para solucionar un problema en el vallado, el concierto se reanudó con uno de los grandes clásicos “Can I Play whith madness”.
Las camperas de cuero y remeras negras poblaban el campo de River, mientras arriba del escenario la banda hacía un repaso por toda su trayectoria, sin dar descanso a las cabezas del público que se sacudían sin parar.
“The Prisioner”, inspirada en la serie homónima, “Two minutes to midnigt” y “Afraid to shoot strangers”, fueron preparando el terreno para la primera gran ovación de la noche.
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Vestido con una casaca roja como un soldado inglés y hondeando una bandera británica, Dickinson corrió por todo el escenario cantando “The Trooper”, la épica canción escrita por el bajista Steve Harris.
La puesta en escena con los hielos de la tapa de “Seventh son of a Seventh son”, justa mente el séptimo disco, fuego arriba de escena y el repaso por las caras de Eddie, la mascota de la banda, daban al concierto un gran marco visual.
Fue entonces, que promediando la mitad del concierto, la voz de Vincent Price recitando un pasaje de El Apocalipsis bíblico anunciaba “The number of the beast”, tema que da nombre al disco consagratorio de Maiden.
Y mientras tras la batería de Nicko McBrain, el enorme Eddie aparecía con sus ojos rojos, la noche iba entrando en la oscura recta final al compás de “Fear of the Dark”.
“Aces high”, del segundo álbum Powerslave y que cuenta la historia de un piloto de la Royal Air Force luchando contra la Lufftwafe alemana, preanunciaba el final.
Y con “Running free”, obligada presentación de todos los músicos, bandera argentina en manos del líder de la banda, fuegos y luces, se produjo el final de una noche a pura leyenda, épica y el metal inoxidable de La Dama de Hierro.
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Fuente: Clarín