El Messi del dance: que baile todo el mundo

Hernán Cattaneo es considerado por muchos fans de la cultura electrónica de todo el Mundo, como el mejor DJ de Progressive House del planeta. Es un argentino que hoy vive en Barcelona; apodado «el Messi del dance», en esta ocasión hizo mover a sus fans en el festival Creamfields de Liverpool, el fin de semana, en la pista más grande del mundo.
¿Cuánto cuesta cumplir un sueño? Según los fanáticos argentinos que cruzaron el oceáno para tirar sus mejores pasos en la pista de baile de la Creamfields madre, la inglesa, eso no importa. Todo el esfuerzo valió la pena. Ahí está Hernán Cattaneo en las bandejas, y ellos abajo agitando las banderas celestes y blancas. Luego tendrán su merecida foto, y a juzgar por sus sonrisas podemos hablar de felicidad profunda. El pasado fin de semana se realizó en Cheshire una edición histórica de Creamfields, en la que 55 mil jóvenes amantes de la música electrónica de todo el mundo bailaron bajo un inédito sol, y a la luz de la luna, sin que los toque una gota de lluvia. Milagro.
Aún es temprano, apenas las cuatro de la tarde del sábado, pero el lugar ya está lleno. Y mientras Hernán Cattaneo pone en movimiento la carpa llamada “All Gone Pete Tong”, en un set que durará dos horas, como en una postal latinoamericana del dance, flamean al ritmo de su Progressive House, las banderas argentinas.”Somos una familia feilz”, dice la consigna y junto a ellos otros amantes de la música electrónica llegados desde Chile y Brasil suman sus colores para la foto general.
“Yo vendí mi auto para llegar hasta acá”, dice una de las chicas llegada desde Merlo a los verdes prados de este predio gigantesco ubicado en el medio del campo en una campiña entre Liverpool y Manchester, al norte de Inglaterra. En el lugar hay de todo para pasarla bien, además de los dos escenarios principales y las nueve mega carpas que lo rodean, hay juegos que desafían el vértigo extremo, un parque de diversiones lleno de luces, autitos chocadores, sillas voladoras para ver una panorámica del complejo, patios de comidas de todo el mundo, bares por donde se busque y hasta un Tren Fantasma. Hay camping general y camping VIP: casitas de madera de colores y panel solar para dar electricidad.
“El camping es una locura. Mucha gente divirtiéndose. Todo está buenísimo, no sólo la música. Hay mil carpas, está el parque de diversiones. Es un lugar para dejar volar la imaginación, no sólo bailar. Es así, es mucho más de lo que esperás y cuando llegás es increíble. Nosotros lo soñamos un montón y hoy estar acá es genial. Tuvimos que juntar el dinero, pero lo vale. Venimos a ver a Hernán y a Above”, dice otra de las chicas de la legión argentina que llegó junto con dos amigos más desde Mar del Plata. Tanto Cattaneo, como Above & Beyond -el prestigioso trío de trance londinense formado por Jonathan “Jono” Grant, Tony McGuinness y Paavo Siljamäki- estarían este año cerrando el Escenario principal de la décimo tercera edición del festival en Buenos Aires el próximo 9 de noviembre, donde también se presentará Cattaneo.
¿En que se parecen el festival de Buenos Aires y el de Inglaterra? El nivel de artistas está muy parejo, no hay un DJ del planeta que no se sienta atraído por la pasión que sienten los argentinos por la música electrónica. “Buenos Aires es el lugar en el mundo donde más me gusta tocar”, confesaba Sasha, el productor galés de Acid House, antes de subir a tocar y de abrazarse con su amigo Hernán Cattaneo. El contexto y el formato están a la vista, un día frente a tres, y campo frente a ciudad. La concentración en el baile en la Argentina se vive con mayor intensidad, pero en Europa Creamfields es más un festival donde la gente va a disfrutar de la música y a divertirse con las alternativas lúdicas del predio.
“Esto es otro mundo, acá la gente viene dispuesta a pasar tres días increíbles, pero es más tranqui. Más ordenada, para nada invasiva, mucho respeto, y a pesar de que el camping aparenta ser un caos, es muy ordenado. Nosotros en la Argentina somos fanáticos, nos levantamos a la mañana y escuchamos música electrónica: nos hace bien”, explica la chica marplatense sin dejar de mover los pies al ritmo de lo que suene de fondo. Otra parejita de argentinos que se conocieron aquí mismo en la pista, no puede ocultar su felicidad. El camina con la bandera al hombro, ella la lleva en pelo. “Cuando vi la bandera argentina en seguida nos buscamos. No sabemos con qué quedarnos, está todo muy bueno. Cattaneo es un genio, sabe lo que hace. Siempre. Es un señor”, dice ella, que hace un tiempo vive en el Reino Unido. “Aparte, apenas nos ve y nos saluda desde la cabina con toda la buena onda”, agrega él, que cruzó el océano sólo para llegar hasta aquí. “Junté las moneditas, una por una, para llegar hasta acá, pero es una vez y valió la pena”.
Con puntualidad británica, los shows de los escenarios principales se terminan a las once de la noche ambos días, el sábado la gente se reparte entre las carpas donde las pistas seguirán sonando hasta las 4 de la mañana. El domingo, en cambio, todo termina a las once de la noche y los bailarines volverán a sus carpas para descansar el cuerpo luego de tres días de música electrónica y partir al día siguiente rumbo a sus casas. Algunos recorrerán apenas unos kilómetros por la ruta con sus mochilas al hombro, y a otros los espera un largo camino. Pero todos ellos, miembros de la generación electrónica de aquí y de allá, son una “familia feliz” -como reza el cartel- que vibra con el latido del beat global de esta era.
Fuente: Clarín