Aunque no tan popular como la Ley de Medios, se acerca otra norma de alto impacto

Si bien hoy es un anteproyecto impulsado por el Poder Ejecutivo, en el horizonte de la producción agropecuaria se asoma la sanción de una nueva ley que regule el manejo de las semillas.  Los nuevos eventos biotecnológicos, el cobro de regalías y el uso de la semilla propia, entre otros elementos, se han incorporado al debate.  Chacabuco Noticias comienza una serie de consultas a diferentes actores relacionados con esta actividad.  Pablo Goldaracena, integrante de GyB Agropecuaria accede al requerimiento y opina esto:
«Con respecto a la inminente promulgación de la ley de semillas deseo aclarar algunos puntos básicos: el primero y principal es que la mayoría de los productores está dispuesto a pagar por una mayor tecnología pero eso no implica que estén de acuerdo a no acceder al uso propio de dicha semilla.
Si el problema es la comercialización de la bolsa blanca, es porque nunca existió la verdadera intención de controlarla, ya que la ley vigente tiene las suficientes herramientas para hacerlo no siendo culpa de los productores su comercialización.
Se ha comprobado la ineficiencia del INASE durante todos estos años y la poca predisposición a ser cumplir la ley de semillas. Es probable que los semilleros incorporen nuevas tecnologías solamente con el fin de generar nuevos costos al productor sin la posibilidad de elegir -como está pasando con el Maíz- ni garantizando mayores rindes.  Esto debería ser una decisión del productor si quiere o no adoptar dichas tecnologías.
Muchos pensamos que lo único que se va a lograr es generar nuevos costos que traerá aparejada menores ganancias y ni hablar que nuevamente queda comprometido el productor chico y mediano.  No creo que la intención sea la de aumentar la producción ya que, con alguna quita de retenciones y consiguiendo mejores condiciones de flete, como el uso del Ferrocarril, se llegaría a ampliar la frontera productiva en el País.
Tampoco se quiso nunca buscar un sistema accesible para el cobro de las mismas, siempre se trató de pasarle el costo al productor y nunca achicar los márgenes de las Multinacionales.  Hemos visto cómo semilleros que durante muchos años no contaban con esta ley de semillas tuvieron un crecimiento fenomenal gracias a ganancias récord produciendo semillas con la ley vigente.  Esto nos hace pensar que hay un interés de mayores ganancias para las empresas y de baja rentabilidad para los productores.
Es llamativo como, ante la inminencia de esta promulgación, la Multinacional Monsanto -que es la que maneja el negocio de la Biotecnología- se haya asociado a la Cámara de Exportadores que promueve el Secretario (de Comercio Interior  Gui­llermo) Moreno. Todo es parte del doble discurso oficial que quiere limitar el uso del Glifosato y, por otro lado, lo beneficia con esta ley y le da más cupos para la exportación.
Un párrafo aparte merece la poca convicción que presentaron algunas entidades que dicen defender a los productores para defender en este caso los intereses de los mismos, no habiendo consultado nunca cuál era el pensamiento de ellos.  No he visto asambleas en el interior preguntando la opinión, ¿o es que piensan que estamos solamente para acompañarlos en los paros? »
Pablo Goldaracena